jueves, 11 de febrero de 2010

Colegio de Las Concepcionistas

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En Caracas, a nuestra llegada después del verano, nos metieron en el Colegio de Las Concepcionistas. Íbamos las seis hermanas, aunque Trini era muy pequeña, tenía 4 años. Las monjas eran todas Catalanas y la mayoría antipatiquísimas.

Me ha contado Mari Carmen, yo no me acordaba, que a Trini la castigaron en una ocasión, encerrándola en un cuarto de baño y ella en vista de que no podía salir y no la sacaban de allí, se dedicó a romper entre sus miedos y su rabia todo lo que pudo, hasta el espejo.

Recuerdo que a Pilar, en clase de religión, estudiando el “Ave María” y su significado, al llegar a “bendito es el fruto de tu vientre”, la monja se lo saltó y ella lógicamente lo preguntó. La monja se horrorizó de la pregunta y la castigó. Probablemente o no supo responder con lógica o le dio vergüenza tener que dar una explicación de una manera natural. Pilar se tragó el castigo y se lo contó a mamá al llegar a casa. Mamá como siempre hacía, le dio toda la natural explicación, como es lógico, comentándonos después las de estupideces que tienen las monjas creyendo que ciertas cosas más valía no pensar en ellas porque eran “pecado”. ¡Hay que ver! No recuerdo ahora más cosas que les ocurrieran a mis hermanas, pero seguro que fueron varias.

A mí las monjas nunca me gustaron, la verdad. Hay dos que recuerdo con cariño, una la Madre Loreto, de mi primer colegio de Sevilla, y la otra Sor Natalia del colegio de Larache, pero las demás siempre me parecieron mujeres histéricas, retorcidas y muchas de ellas hasta malas personas, las veía como brujas disfrazadas. Mamá decía, “las monjas se casan con Dios, porque no hay dios que se case con ellas”.

Tenía que ir al colegio porque no tuve más remedio, pero nunca me gustó que me mangoneasen, me ordenasen y me castigasen, aunque en honor a la verdad, siempre fui muy rebelde. No ponía mucho “interés” en las asignaturas que no me gustaban pero sí en las que me gustaban. No me gustaban las matemáticas, pero es que no las entendía, las "mates" hay que entenderlas para comprenderlas, y si no me las sabían explicar bien y con paciencia no me entraban y no me gustaban. Si preguntaba más de una vez me tildaban de bruta o de borrica así que terminaba por no preguntar. Resultaba más cómodo para mí y me ahorraba tener que oír insultos.

Me hacía una “chuletas” estupendas, las escribía en la muñeca y en la palma de la mano izquierda, ¡era todo un arte! Y como los exámenes eran casi todos orales y escritos al mismo tiempo, salías a la pizarra, escribías lo que fuera con la mano derecha, y como lo hacías dando la espalda a la monja, podías bajar la vista disimuladamente, y “leías” la mano izquierda… ¡nunca me pillaron!

Me gustaba la Geografía, la Historia (aunque me liaba mucho con las fechas, igual que ahora) pero las que más me gustaban eran Anatomía y Biología.

Un día, en clase de Biología se me ocurrió preguntar a la monja:
- ¿Qué nació antes, el huevo o la gallina?

¡Oh! la que se armó. ¡Aquella pregunta era la del millón! La monja no me contestó y siguió con lo suyo, pero yo volví a la carga con toda intención, quería saber qué era capaz de contestarme la tonta de la monja y volví a preguntarle lo mismo. Ella no me respondió, se levantó y me sacó airadamente.
Me dijo: "¡Niña, eso no se pregunta!"
Le dije: "¿Y por qué no, no está usted aquí para enseñarnos? ¿Por qué no me puede explicar esto, es que no lo sabe explicar?"

No me contestó desde luego, se levantó y me sacó violentamente de la clase, diciéndome:
"¡Sal de aquí y no vuelvas mas a mi clase, no quiero volver a verte!"

Me castigó el resto de la mañana en un banco del pasillo y cuando por la tarde se lo conté a mamá, ella se reía y me contestó: "Hija, es una pregunta un poco complicada, pero debió contestarte que sería la gallina, que es lo más lógico, Dios creó a los animales y luego ellos se reprodujeron."
Mamá, como siempre, hacía “diana”.

Un día que nos dieron los boletines de notas, en el mío venía un “aprobado” con V, Y fue la gota que colmó el vaso; mamá, que era de armas tomar, se fue al despacho de la superiora y le dijo, dándole el boletín de mis notas: "Madre, ¿qué clase de enseñanza dan ustedes? ¡Aprendan primero a escribir bien antes de enseñar! ¡Las voy a denunciar al Ministro de Educación! ¡Saco a mis hijas de este colegio, porque aquí no van a aprender nada!

Y acto seguido nos recogió y nos llevó a casa. No sé si las denunciaría o no al Ministro, pero le metió un buen susto a la monja.

Lo único bueno que recuerdo de ese colegio fue la fiesta que dieron, donde todas nosotras, las 6 hermanas, fuimos vestidas de flamenca y pilar y yo bailamos sevillanas.

Tengo un CD del año 1.955 que ha podido hacer mi hermano Luis, reuniendo unas cuantas películas de las que hizo mi padre en aquella época y de la que hizo aquél día, y es encantador verla ahora después de tanto tiempo. Pilar con 16 años, yo con 15, y de ahí para abajo hasta Trini, con 4 años.

Realmente, me trae muchísimos recuerdos…

Adela Montoya Morón.

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